El sector logístico no las ha tenido todas consigo en lo últimos años. Esto a pesar del protagonismo que adquirió durante la pandemia del COVID-19, al demostrar su relevancia como agente para el abastecimiento de la población. Sería la misma emergencia sanitaria la que desataría una crisis en la cadena de suministro internacional, que afectaría principalmente el transporte global de contenedores. En 2021, cuando empezaba la lenta relajación del confinamiento, nos topamos con incrementos en los precios de combustibles fósiles relacionados con diversos fenómenos. Circunstancia que daría lugar a una relación poco beneficiosa entre crisis energética y logística.

En consecuencia, el incremento en los precios de la energía impulsa el aumento de los costes del transporte, el almacenamiento y otros servicios que presta el sector logístico. Naturalmente, esta subida repercute en la rentabilidad de las empresas y en los precios al consumidor.

Crisis energética y logística, un fenómeno en contexto

Para entender la actual crisis energética y logística, es necesario entender el contexto de la inestabilidad del suministro de energía que estamos viviendo. En resumen, los precios de la energía vienen experimentando un constante aumento desde el año 2021, por diversos factores que han influido en el mercado. Entre ellos, la rápida recuperación económica pospandemia que generó una mayor demanda de energía en varios sectores y una consecuente presión sobre los precios. Además, las condiciones meteorológicas adversas en diferentes partes del mundo están afectando la producción y distribución de energía, contribuyendo a un incremento en los precios.

Una vez más, la pandemia tuvo un rol importante en esta situación. El retraso en los trabajos de mantenimiento de la infraestructura energética, debido a las restricciones y medidas de seguridad impuestas, debilitó la capacidad de producción y distribución de energía. Asimismo, las decisiones previas tomadas por compañías de petróleo y gas, así como por países exportadores, para reducir las inversiones limitaron la oferta de energía. Circunstancias que han llevado a una escasez en el suministro.

En este contexto, la invasión de Ucrania por parte de Rusia agravó aún más esta situación. Como respuesta, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones a Rusia, y muchos países europeos expresaron su intención de reducir gradualmente las importaciones de gas ruso e incluso eliminarlas por completo. La gran nación euroasiática, que sigue siendo el mayor exportador mundial de combustibles fósiles, fue restringiendo progresivamente las exportaciones de gas mediante los gasoductos. Incluso ha interrumpido el suministro en algunas ocasiones. Esto generó una gran incertidumbre en el suministro energético, ya que Europa depende en gran medida de Rusia como proveedor de gas.

Incremento del gas y del petróleo en la ecuación

En un esfuerzo por compensar la falta de gas ruso, Europa ofreció precios más altos por el gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos, Australia y Qatar, lo que ocasionó un aumento en los precios y a una reducción en la disponibilidad de GNL para los clientes tradicionales en Asia. Esta situación resultó en un aumento de los precios de la electricidad, ya que el precio del gas suele influir en el coste de la energía eléctrica.

Aparte de los precios del gas, los precios del petróleo también experimentaron un aumento inicial. La decisión de Estados Unidos, varios países europeos y algunos aliados en Asia de dejar de comprar petróleo ruso llevaron a una reconfiguración de las rutas comerciales del petróleo. Algunos transportistas optaron por no transportar petróleo ruso debido a las sanciones y los riesgos en materia de seguridad. Aun cuando los precios del petróleo han descendido de los máximos alcanzados, el panorama actual sigue siendo incierto.

Los efectos de la crisis energética y logística

Sin duda, el problema de la crisis energética y logística tiene un impacto significativo en las cadenas de suministro. El aumento en el consumo de electricidad y los cambios en los sistemas de energía, así como los cortes de suministro, pueden producir apagones prolongados. Durante los mismos, determinadas áreas experimentan pérdidas energéticas totales. Al igual que para las industrias y en el comercio minorista, estas interrupciones tienen consecuencias graves para la logística.

Por ejemplo, en Estados Unidos, un estudio reciente de la Oficina para las Estadísticas Nacionales (ONS) revela la influencia de la escalada de precios de la energía en la economía. En dicha encuesta, más del 28,2% de las empresas de transporte y almacenamiento identificaron el aumento de los precios de la energía como la causa principal del aumento de sus costes operativos. Más del 56% de las organizaciones consultadas ya estaban experimentando costes más altos debido a la crisis energética y logística actual.

En efecto, la seguridad energética es un factor cada vez más crítico para el sector. Ciertamente, los almacenes y las operaciones logísticas requieren una cantidad considerable de energía, dadas sus necesidades de calefacción o refrigeración de grandes espacios. Por supuesto, la maquinaria, la tecnología y el transporte vinculados con el movimiento de mercancías y las flotas de vehículos tienen un significativo consumo energético.

Por otro lado, las compañías estibadoras tampoco escapan de los efectos de la crisis que nos ocupa. Entre 2020 y 2022, las empresas pertenecientes a la Asociación de Empresas Estibadoras de España (ANESCO) reportaron incrementos de casi un 165% en sus costes energéticos totales. Pero en el caso de la energía eléctrica llegaron al 215%. A esto debemos sumar que las estibadoras deben cumplir estrictas normas de servicio público que les impiden concentrar su actividad en franjas horarias con costes más bajos.

¿Cómo se está abordando la relación crisis energética y logística?

Recientemente, el Instituto de Investigación Capgemini realizó una encuesta entre 2.000 líderes empresariales de 15 países. Aunque parezca contradictorio, la mayoría consideró como el principal riesgo para el crecimiento de sus organizaciones la interrupción de la cadena de suministro. El incremento en los costes de las materias primas y la crisis energética, le siguieron en orden de importancia.

No obstante, el estudio determinó que la mayoría de los directores encuestados están orientando sus inversiones en supply chain a la mejora de tecnologías aplicadas. El propósito es obtener más visibilidad, agilidad y transparencia de la cadena de suministro. En paralelo, intentan diversificar sus bases de proveedores, producción y partners logísticos para hacer esta última más flexible. Entre sus estrategias se cuenta el nearshoring (establecer plantas de producción más cercanas a los puntos de demanda).

Esto no solo reduce considerablemente la dependencia de regiones geográficas como China. Igualmente, acorta los trayectos de los productos a los centros de demanda y, por consiguiente, disminuye los costes derivados del consumo de energía. Por su parte, el propio sector logístico está trabajando para adaptarse a los desafíos de esta crisis energética. En este sentido, las operadoras estudian reducir su consumo de energía mediante la inversión en equipos y prácticas energéticamente eficientes. Estas pueden incluir el empleo de vehículos eléctricos para el transporte para evolucionar a una logística sostenible.

En la misma línea, las empresas de esta industria también pueden afrontar las consecuencias de la crisis energética y logística aumentando su eficiencia energética. Esto contempla iniciativas como optimizar sus rutas de transporte, utilizar sistemas de iluminación y climatización más eficientes y reciclar materiales. Más aún, organizaciones logísticas pueden reducir su dependencia de los combustibles fósiles invirtiendo en fuentes de energía renovables, como la solar o firmando contratos PPA con proveedores de energía renovable.

En Dársena21 trabajamos para lograr una operatividad más sostenible

Ciertamente, la energía desempeña un rol clave debido a los crecientes costes que enfrentamos todas las empresas logísticas. Del mismo modo, es prioritario comprometerse con el medio ambiente, reduciendo significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por nuestras actividades.

En Dársena21, contamos con la certificación ISO 14001(Sistema de Gestión Ambiental), que acredita el control sobre todas nuestras actividades, servicios y productos que pueden causar algún impacto sobre el medio ambiente, minimizando sus efectos.

Aun así, seguimos trabajando para enfrentar las consecuencias de la crisis energética y logística. En función de esto, nos apoyamos en tecnología punta para optimizar nuestra operativa. De igual manera, tenemos acuerdos estratégicos con operadoras de transporte prestigiosas que garantizan el cumplimiento de buenas prácticas relacionadas con la eficiencia energética. ¡Una razón más para elegirnos como tu partner logístico!